dijous, 11 de desembre del 2008

Més del mateix (educació i política)

El problema no és de "renovació pedagògica", sinó de voluntat política:

Un problema letal del que apenas se habla
Juan Torres López
El Observador
Hace poco se actualizaron los datos sobre el llamado "abandono escolar prematuro" en nuestro país. Y una vez más volvió a ponerse de relieve que padecemos una enfermedad social que puede traer consecuencias dramáticas.
Según los datos oficiales, el 20% de la población española de edad entre 15 y 19 años no recibe ningún tipo de formación, un porcentaje que está ocho puntos por encima de la media de la Unión Europea.
Esa situación es el resultado de que en nuestro país el volumen de jóvenes que abandonan los estudios es extraordinariamente elevado: el 31% de los jóvenes españoles que tienen entre 18 y 24 años han abandonado prematuramente su formación en el sistema educativo español.
Es un porcentaje impresionante, tres veces más alto que el objetivo que se había propuesto alcanzar la Unión Europeo para 2010 en los Objetivos de Lisboa (el 10%), lo que significa que España no podrá lograrlo ni de lejos.
Nuestra tasa de abandono es la segunda por la cola (después de Portugal que tiene el 36,3%) de la Unión Europea y más del doble que la media comunitaria (14,8%).
Pero ni siquiera eso es lo peor. Lo realmente preocupante es que después de haber mejorado en los últimos años, de nuevo ha vuelto a empeorar, pasando solo de 2006 a 2007 del 29,1% al 31%.
De los 29 países que forman parte de la OCDE, solo México, Turquía, Chile y Luxemburgo tienen tasas de abandono peores que las nuestras.
Se trata de un verdadero desastre nacional que provoca que la formación adquirida por el conjunto de nuestra población sea menor que en otros países para esos tramos de edad. El 80% de los jóvenes europeos de edades comprendidas entre 25 y 34 años tienen educación secundaria completada, equivalente a bachiller o formación profesional. En países como Alemania (84%) o Francia (82%) es incluso mayor, mientras que en España solo el 64% de esos jóvenes tiene dicha formación.
Y para no cansar con demasiados datos terminaré señalando que la situación de Andalucía es mucho peor puesto que el abandono prematuro en esa fase educativa afecta al 37% de los jóvenes. Todo lo que se dice para España se encuentra agravado en nuestro caso
El problema que estas cifras manifiestan es gravísimo para nuestra sociedad y nuestra economía. El progreso social y el avance y la competitividad económicas dependen hoy día de la formación y su carencia es un lastre radical, una falla que no puede llevar sino al progresivo deterioro del equilibrio e incluso de la convivencia social.
El esfuerzo que ha hecho España en los últimos años, principalmente desde 1982, en esta materia ha sido inmenso. Eso es cierto. No hay que olvidar que el franquismo no solo fue un régimen criminal y totalitario en cuanto a las libertades cívicas, sino profundamente atrasado en lo social. Téngase en cuenta que en el tramo de edad que estoy comentando estamos a 13 puntos de diferencia con la media europea en abandono de estudios y carencia de formación pero si se toma el tramo de edad de 55 a 64 años (que es el que mejor coincide con los años del periodo franquista) la diferencia aumenta ¡a 52 puntos!
Venimos de una situación de gran atraso histórico y por eso se precisa un esfuerzo suplementario al realizado por otras naciones. Y se ha hecho un gran esfuerzo, como acabo de decir. Pero lo que me parece hoy día fundamental es ser conscientes de que incluso ese gran esfuerzo es insuficiente a la vista del atraso que aún tenemos, Y, sobre todo, a la vista de que estamos yendo de nuevo hacia atrás.
Y sobre esta situación creo que cabe hacer dos consideraciones fundamentales.
La primera tiene que ver con los recursos. Es imposible avanzar en este campo (y, en consecuencia, garantizar avances subsiguientes en lo social y en lo económico) si no se dedican más medios públicos a la educación y a los servicios sociales.
Desde 1993 se está produciendo una involución en este concepto. Es cierto que aumentan en términos absolutos las partidas de gasto público educativo, pero lo hacen en menor proporción que el PIB, lo que significa que en términos de esfuerzo, no se hace lo que se debería ni en la suficiente medida.
Y para colmo, en muchas comunidades autónomas (como sobre todo Madrid y Valencia) el incremento ya de por sí reducido de las partidas de gasto público educativo se derivan hacia el sector privado, que discrimina a los alumnos, que no respeta los principios de igualdad a la hora de seleccionar alumnos y que, por tanto, solo sirve de forma parcial al objetivo de combatir el fracaso escolar.
Las políticas liberales de los gobiernos basadas en la estabilidad presupuestaria han sido letales para los servicios públicos. Han ahorrado contribuciones fiscales a los ricos (y nada más que por eso se adoptan) pero han descapitalizado a los servicios educativos a los que han de acceder los sectores sociales más desfavorecidos. Y a su costa se ha descapitalizado también a la economía española. ¿Cómo se puede pensar que España podrá progresar al ritmo necesario en los próximos años cuando un tercio de su población carezca de formación secundaria, que en las sociedades del conocimiento es en realidad puramente básica?
Otra consideración que me parece fundamental subrayar es que no solo hacen falta recursos sino una presión social constante para combatir esta lacra.
Según la Encuesta de Transición Educativo-Formativa e Inserción Laboral que publica el Instituto Nacional de Estadística, el 70,39% de los jóvenes que abandonaban la ESO en 2005 lo hacía porque "no quería seguir estudiando", el 8,66% para realizar otros estudios, el 2,19% porque prefería educación para adultos, el 8,10% porque encontró un empleo y el 3,36% por razones económicas. Es decir que 8 de cada diez abandonan simplemente por falta de interés, estímulo y motivación. No ven necesario ni útil estudiar.
Lo que me parece que nos está ocurriendo es que vivimos en una gran farsa. Se nos dice que estamos en la sociedad del conocimiento y del avance científico globales, pero en realidad lo que se incentiva constantemente desde los medios de comunicación y desde las instancias de sociabilidad es el desprecio del estudio y del saber. Por eso ni siquiera se habla de estos problemas, por eso no se combate directamente el abandono escolar incluyéndolo en el primer plano de la agenda política y en primera línea de los presupuestos públicos, por eso no se debate ni se pone sobre la mesa constantemente que estamos conformando una sociedad que tendrá un porcentaje elevadísimo de auténticos analfabetos funcionales y que, por tanto, se está empobreciendo irremisiblemente.
Yo creo que no lo combaten deliberadamente. Porque en el fondo les interesa que se extiendan esas masas de personas desinformadas y malformadas ya que son estos jóvenes que ahora dejan los institutos y los colegios sencillamente porque no quieren seguir estudiando los sumisos de mañana, el tipo de ciudadanos amorfos sobre los que mejor podrán basar su poder de privilegiados. http://www.juantorreslopez.com
Juan Torres López es catedrático de Economía Aplicada (Universidad de Sevilla)

4 comentaris:

Guillem Calaforra ha dit...

Davant aquestes dades empíriques, que no fan altra cosa que confirmar el que els dilectantes ja fa temps que percebem de manera impressionista, em sembla que hi ha poc de marge per a discussions.

Anònim ha dit...

Deixo aquí un comentari provocatiu. Mira't això, Guillem:
http://www.libertaddigital.com/sociedad/aguirre-han-caido-en-el-absurdo-de-igualar-la-ignorancia-1276346018/
Els "liberals" espanyolistes critiquen la decadència del sistema educatiu, l'anivellament dels estudiants en la mediocritat, la falta d'una vertadera "cultura de l'esforç", la pèssima formació dels joves, la permisivitat excessiva, la falta de valors, etc., i diuen amb insistència que tots aquests mals deriven de la ideologia esquerrana que va posar en circulació el Maig del 68. Em demano fins a quin punt aquestes crítiques, en boca d'Esperanza Aguirre i companyia, són coincidents o divergents amb les opinions que expresses sovint en el teu blog. (A banda que els teus comentaris tendeixen més al fatalisme i la distància resignada: entre altres coses, tu no pretens treure'n profit polític.) Insisteixo, no és més que una petita provocació.

Guillem Calaforra ha dit...

Qué cabrón! Home, la veritat és que no és la primera vegada que em burxen amb el fantasma reaccionari... Però bé, per entendre'ns, hi ha ideals que poden donar lloc a la ignorància, mentre que d'altres es converteixen en injustícia i ignorància. Bona part de la diferència entre els "ideals" de l'Aguirre (o de Libertad Digital) i els del 68 consisteix en això.
Bé, aparentment és una discussió sobre el significat de les paraules. Per resumir i no cansar el veïnat, diria que nocions com autoritat, llibertat, valors, "anivellament en la mediocritat" o "cultura de l'esforç" tenen significats molt diferents per a la subnormal d'Esperanza i per a un servidor. Deixant de banda que no reconec validesa a Aguirre com a interlocutora (ja sembla que ningú no recorda els seus temps com a ministra), ni els seus bavejadors tampoc (has vist el nivell dels comentaris de la notícia?), per als reaccionaris "llibertat" s'assembla al meu "impunitat", mentre que "ensenyar el valor de l'esforç" és, en la meua interpretació, més o menys "els de dalt et faran passar per l'aro i després t'encularan, arribaràs dalt quan ells vulguen, i encara estigues agraït". Ells diuen "valors" i estan pensant en "submissió a la moral tradicional i a l'església", i quan els aguirres parlen de "permisivitat" d'amagat posen la barrera a una altura que cap persona amb els meus ideals no ho faria. I, en fi, per no embolicar-ho més: el fatxerio s'omple la boca amb els pedagogs progres i amb la decadència de l'educació, i tenen raó, però no et diran mai què es fa en les institucions privades que ells paguen amb diners públics, diguem-ne els instituts de secundària, la Universitat Catòlica, etcètera, on el criteri no és la pedagogia cumbayá sinó el volum del talonari, on es passen per la pedra la llibertat de càtedra, envien al carrer els professors que no comparteixen la seua ideologia, regalen els aprovats i els títols universitaris als fills dels fillsdeputa, etcètera (i conec gent que en podria contar d'aquestes i no pararia, ¿veritat, Magister?...). I, és clar, a ells això els la bufa en tecnicolor, perquè al capdavall envien els fills a les universitats d'Irlanda o dels EUA, les universitats de merda del Reino de España, en el fons, els interessen només perquè vagen produint carn de canó submissa, votant i de cervell rentat, en benefici propi. Bé, vull dir, les conviccions d'ells i les meues sembla que es pareixen, però en realitat és només una il·lusió òptica.

Enric ha dit...

El tema que ha plantejat Sebastians és extremadament interessant, i jo mateix he pensat en més d´una ocasió que la dreta sembla més lúcida pel que fa als temes educatius que no l´esquerra. S´han de tindre en compte, evidentment, totes les matisacions que ha fet Guillem, però siga quina siga la postura de la dreta al respecte, crec que molts dels qui es tenen per progres cometen un error molt greu: confonen els xiquets i els adolescents amb persones adultes i responsables, quan en realitat no ho són. D´ahí tot el pseudopensament pedògicament i políticament correcte que gira al voltant de l´alumne i la seua autonomia, que si el professor s´hi ha d´adaptar, que si no ha d´enfrontar-se a ells, i bla, bla, bla... Resultat: anivellament a la baixa. Molts progres pensen que defensar la disciplina i l´esforç és antidemocràtic: és més democràtic que siguem tots iguals, i si hi algú que destaca, doncs agafem-lo de la camiseta per a evitar que es distancie de la resta (perquè això és un insult per als altres). Resultat: creació d´una democràcia de masses (que no és tal democràcia), i no de ciutadans.
Siguem aristotèlics: la virtut és al terme mig. Un extrem és donar-li una bofetada a un alumne que ha fet alguna cosa malament, i un altre deixar-li-ho passar tot per no traumatitzar-lo.