diumenge, 7 de març del 2010

Tornem als clàssics

Després de les coses que hem vist i sentit els darrers dotze mesos i escaig, després de les eleccions a rector, després que Madrid i la seua sucursal genuflexa hagen declarat bé d'interès cultural les corregudes de bous, delsprés dels Gürtel, després del robatori a cara descoberta de diners públics per part dels bancs, després de les massacres d'Israel a Palestina, després de l'afer de les dietes al Parlament Britànic, després del gir ultradretà del Parlament Europeu, després de tantes i tantes coses i moltes més, crec que el que paga la pena no són els Cultural Studies sinó la relectura dels clàssics:

"[...] crees que los pastores y los boyeros atienden al bien de las ovejas y las vacas, y las engordan y cuidan mirando a otra cosa que al bien de los amos y al de ellos mismos; así como también estimas que los gobernantes de los Estados --los que gobiernan verdaderamente-- piensan acerca de los gobernados de otro modo que lo que se ha establecido respecto de las ovejas, y que los atienden día y noche de otra manera que de aquella que les aprovechará a ellos mismos. Y has ido tan lejos en lo concerniente a lo justo y a la justicia, a lo injusto y a la injusticia, que desconoces que la justicia y lo justo es un bien en realidad ajeno al que lo practica, ya que es lo conveniente para el más fuerte que gobierna, pero un perjuicio propio del que obedece y sirve; y que la injusticia es lo contrario y gobierna a los verdaderamente ingenuos y justos, y que los gobernados hacen lo que conviene a aquel que es más fuerte, y al servirle hacen feliz a éste, más de ningún modo a sí mismos. Es necesario observar [...] que en todo sentido el hombre justo tiene menos que el injusto. En primer lugar, en los contratos entre unos y otros, allí donde éste se asocia con aquél, al disolverse la asociación nunca hallarás que el justo tenga más que el injusto, sino menos. Después, en los asuntos concernientes al Estado, cuando se establecen impuestos, aunque sus bienes sean iguales, el justo paga más, el injusto menos. Pero cuando se trata de cobranzas, aquel no recibe nada, éste cobra mucho. Y cuando cada uno de ellos ocupa un cargo, al justo le toca, a falta de otro perjuicio, vivir miserablemente por descuidar sus asuntos particulares, sin obtener provecho alguno de los asuntos públicos, en razón de ser justo; y además de eso, es aborrecido por sus parientes y conocidos, por no estar dispuesto a hacerles un servicio al margen de la justicia. Al injusto le sucede todo lo contrario. Hablo de aquel al que hace un momento me refería, que es capaz de alcanzar los más grandes privilegios. A éste debes observar, si es que quieres discernir cuánto más le conviene personalmente ser injusto que justo. Pues bien, lo aprenderás del modo más fácil si llegas a la injusticia más completa, la cual hace feliz al máximo al que obra injustamente y más desdichados a los que padecen injusticia y no están dispuestos a ser injustos. Esto es la tiranía, que se apodera de lo ajeno no poco a poco sino de un solo golpe, tanto con engaño como con violencia, trátese de lo sagrado o de lo piadoso, de lo privado o de lo público: cuando alguien es descubierto, tras obrar injustamente en uno solo de esos casos, es castigado y vituperado, pues los que cometen tales delitos parciales son llamados sacrílegos, secuestradores, asaltantes, estafadores o ladrones. Cuando alguien, en cambio, además de secuestrar las fortunas de los ciudadanos, secuestra también a éstos, esclavizándolos, en lugar de aquellos denigrantes calificativos es llamado 'feliz' y 'bienaventurado' no sólo por los ciudadanos, sino por todos aquellos que se han enterado de toda la injusticia que ha cometido. En efecto, los que censuran la injusticia la censuran no por temor a cometer obras injustas, sino por miedo a padecerlas. De este modo [...] la injusticia, cuando llega a serlo suficientemente, es más fuerte, más libre y de mayor autoridad que la justicia [...]".

3 comentaris:

Anònim ha dit...

No saps quanta raons tens, i no ho saps perquè no estàs com jo, adscrit com a serf associat a un departament d'aquesta universitat (no trobe l'adjectiu per a qualificar-la després del que ha passat, millor dit sí el trobe però seria molt groller i no paga la pena) dedicat precisament en cos i ànima als cultural no sé què, i perquè a més no ets polítiquet semiprofessional com jo i no has de veure ni sentir cada dia el que jo veig i escolte. En fi, que a veure quan quedem físicament que a mi açò de la virtualitat no m'acaba...
Què et sembla el tema de la censura en l'exposició de la Unió de Periodistes al MUViM? el senyor de la Calle no dirà res?

Guillem Calaforra ha dit...

Benvolgut amic, certament, em puc fer una idea del que em dius, ni que només siga de manera indirecta, a través del que veig i del que em conten. El pitjor és que l'abast de la realitat probablement multiplica per una xifra molt alta el que jo entreveig, i això també m'ho puc imaginar i encara em fa més feredat.
El que ha passat a la universitat, tenint en compte que no ha estat una imposició exterior sinó una decisió dels votants, reflecteix amb una precisió mil·limètrica el context mateix de la universitat. I si algú vol estirar l'analogia, convidat està.
El tema del MuViM... el senyor De la Calle sembla que alguna cosa inintel·ligible va dir, equivalent a no-res, i prou. Bé em puc imaginar que ell actua com han actuat els membres de la comunitat universitària: el que se mueve no sale en la foto.
Salutacions i fins a la propera (com més propera millor!) trobada no virtual!

Guillem Calaforra ha dit...

Rectifique: Romà de la Calle dimiteix.